EL CULTO FAMILIAR Parte VII: LA COSECHA DE HOMBRES ESPIRITUALES

 



Pues bien, hermanos, como solemos decir por aquí 
“lo prometido es deuda”, pues les estaba debiendo la última parte de esta serie de artículos referidos al tema “El Culto Familiar”, y recién puedo sentarme y escribirlo luego de apaciguarse la vorágine de mis labores. Tengo que confesarles que esta última parte titulada “La Cosecha de Hombres Espirituales” está fundada en la esperanza y testimonio bíblico antes que en lo empírico, y digo esto porque tengo una hermosa familia compuesta por mi bella esposa Laura y mis tres hijos; Eliezer de 14 años, Lucas de 11 años y Zacarías de 3 años, y entiendo que la cosecha de lo que con Laura estamos sembrando hoy la apreciaremos luego de unos años cuando estos mis hijos se conviertan en hombres de Dios, sin embargo, la armonía del hogar y el orden funcional es algo que estamos disfrutando desde ahora.

Nuestro primer artículo nos marcó la dirección hacia donde debemos dirigir a nuestros hijos: Salmo 127:4 Como saetas en mano del valiente, Así son los hijos habidos en la juventud… debemos direccionarlos como flechas hacia Cristo “la senda angosta hacia la vida eterna”. Mientras sean niños y preadolescentes aún tenemos el control, pero cuando alcanzan la edad de su emancipación es cuando observaremos el resultado de nuestra cosecha, pero no escribo esto con temor o incertidumbre, sino con la certeza de que cosecharemos lo que sembramos, y si por la gracia de Dios hemos sembrado a Cristo en ellos pues a Cristo cosecharemos en sus vidas, y debemos alentarnos con estas mismas palabras, porque lo hacemos convencidos de que así será.

Entre algunos ejemplos bíblicos que podríamos tomar el más evidente es el caso del joven Timoteo, quien fue instruido en las escrituras desde la niñez (2°Ti 3:15) por medio de su madre Eunice quien a su vez fue instruida por Loida su madre y abuela de Timoteo:
2°Timoteo 1:5 trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también… —no sé si puede verlo, pero aquí tenemos un cuadro ¡esperanzador!— ¿quién fue Timoteo? pues bien, solo por la gracia de Dios fue hecho un hombre de Dios destinado a hacer historia en el desarrollo de la Iglesia y plan de Dios, pero no podemos negar que fue también a la misma vez la cosecha espiritual del arduo trabajo de instrucción de su madre Eunice y su abuela Loida. En otras palabras, la cosecha del trabajo espiritual de Eunice fue un hombre de Dios llamado Timoteo.

¡Hermanos míos, esto es esperanzador para mí! Porque también anhelo criar a mis hijos como futuros Timoteos para la gloria de Dios, y por esto mismo trabajamos en casa por medio del Culto Familiar, luchando según las fuerzas que Él mismo nos dio y confiando enteramente en su fidelidad quien dijo; No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré (He 13:5c-6a)… y poder decir firmemente nosotros: “pero yo y mi casa serviremos a Jehová” (Jos 24:15e).

Es mi más sincero anhelo que esta serie de artículos referido al tema “El Culto Familiar” pueda animarte y motivarte a esta noble labor para vuestro bienestar familiar…

Hno. Gabriel.

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